"Los archivos en la consolidación de un Estado moderno"

>>  viernes, 23 de diciembre de 2016

El cierre del 2016, entre la desmemoria y la inconsciencia
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Estamos por cerrar el año llenos de malas y pésimas noticias. Con el dólar arriba de los 20 pesos y sin señal de frenar la caída del peso, con los barriles de crudo pasando con dificultad los 40 dólares, la prospectiva del alce a la gasolina, los recortes presupuestales –sobre todo en los sectores de salud, educación y medio ambiente–, varios ex gobernadores corruptos prófugos de la justicia, tragedias reiteradas donde la corrupción y la impunidad se mezclan con la amnesia social y tienen como resultado muertes de inocentes, reformas legales en detrimento de los derechos –ya sea que se llamen de seguridad interior o ley de archivos–, el continuo incremento de muertos por violencia y desaparecidos, entre tantas otras más.

La lista podría ser más larga pero lo bueno no se cuenta, pero cuenta mucho… que por cierto entre lo bueno que nos encantaría estar celebrando está la declaratoria de las nuevas áreas naturales protegidas con las que llegamos a 91 millones de hectáreas. Sin embargo la falta de recursos para protegerlas de manera real hace que esos 91 millones de hectáreas continúen en tremendo riesgo ante la falta de cuidados y vigilancia.

Y así, justo así es como seguimos construyendo un sistema irresponsable ante los derechos de las personas. Otro ejemplo queda demostrado en los avances normativos en materia de transparencia que hoy se ven afectados por disposiciones mezquinas en la ley general de archivos dispuesta a ser votada y aprobada por nuestros parlamentarios. Diputados y senadores intentan aprobar una ley con severas violaciones a los derechos humanos al intentar poner a la Secretaría de Gobernación (Segob) a la cabeza del Sistema Nacional de Archivos. Esta medida sujeta la construcción de la memoria histórica al poder político, con lo cual mejor que nunca podríamos decir que la historia es la historia de los vencedores.

Cabe recordar lo importante de los archivos en la consolidación de un Estado moderno donde en ellos constan las verdades y mentiras sobre las cuales nos construimos y que en muchos casos el conocimiento de estas es la única vía para hacer las paces en sociedades que han luchado entre ellas, como son las latinoamericanas.

Debemos recordar que dentro de los primeros pactos democráticos que hicimos ante la alternancia a inicios de este siglo, fue la apertura de los archivos que nos permitieran entender lo que pasó en los años de la Guerra Sucia en México y que nos dieran luz sobre lo que cientos de personas desaparecidas sufrieron en esa época.

Hoy vivimos una época con matices similares a los de la Guerra Sucia; hoy vemos al Ejército involucrado –bajo su propia voluntad o no– en acciones que no le son propias y con ello dejando un rastro de violaciones a derechos. Hay más ojos vigilando lo que sucede y las noticias viajan con mayor rapidez que hace 40 años, sin embargo las prácticas políticas de represión y coerción de la libertad de expresión se mantienen con pocos cambios, a lo mucho son más sofisticadas.

Corremos enormes riesgos que no lo parecen si no se leen en conjunto. Los avances normativos en transparencia y combate a la corrupción podrían verse completamente minados si la ley de archivos avanza como se encuentra actualmente. Si a ello le sumamos la ley de seguridad interior, con las claras restricciones de derechos, podemos identificar un panorama bastante negro que se suma a un clima social en descomposición y una economía que responde de manera negativa a las acciones y decisiones del ejecutivo federal.

Hay mucho por hacer pero en definitiva debemos comenzar por dos cosas: ocupar el espacio público y si no existe crearlo, y comenzar a deconstruir nuestro clasismo, racismo, misoginia, homofobia y todos aquellos lastres de una sociedad enferma y mediocre. No, a Ana Gabriela Guevara no le pegaron porque se lo mereciera ni porque la confundieron con un hombre ni porque se lo haya buscado; no, la gente de Tultepec no sufrió un accidente por merecérselo al operar fuera de la ley; no, a los 43 de Ayotzinapa no los secuestraron por andar de vándalos robando camiones; no, ese hombre y esa mujer pidiendo dinero en la esquina no lo hacen por flojos; no, no vivimos en la impunidad y la corrupción porque todos somos corruptos.

Ante un poco promisorio 2017 ¿qué haremos?

* Investigadora de Fundar, Centro de Análisis e Investigación

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